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TRIUNFAR FRACASANDO



“Cuando el conductor de un automóvil sufre un accidente grave, su primera reacción es el miedo y el rechazo a volver a manejar. Si se queda con esa última experiencia, jamás podrá conducir un coche nuevamente, pero si hace un esfuerzo y comienza poco a poco a superar el trauma, al cabo de un tiempo recuperará su seguridad y manejará mejor aún que antes del accidente. Quien se cae de la bicicleta y se lastima terriblemente, ya no querrá volver a pedalear y si sus amigos le consienten su deserción, quedará marcado para siempre con una fobia. Todos los “no puedo” tienen el mismo origen: un fracaso no superado, una caída tras la cual no se realizó otro intento, un error que se fijó como la última experiencia.

Los resultados que obtenemos en un deporte, en el estudio de determinada materia, en oratoria, en debates y hasta en relaciones humanas y amorosas están determinados por nuestras últimas experiencias. El que sufrió un revés, cree erróneamente que siempre será así y mantiene esa etiqueta. Es una ley de psicología: toda información nueva, al penetrar en la mente, tiende a sustituir la información antigua relacionada con el mismo tema. Así, la clave para ser diestro en algo no es sólo practicar cuando sale bien, sino intentarlo una y otra vez cuando sale mal… Un hombre vale no por los triunfos que ha acumulado sino por las veces que se ha levantado de sus fracasos.”                                 C.C.S


“Muchos fracasos de la vida han sido de hombres que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron.

Cuando Edison inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que un discípulo suyo le preguntó que porqué persistía en construir una bombilla, si tras más de 1000 intentos no había conseguido más que fracasos, Edison, respondió: no son fracasos, he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla. Y el resto de la historia ya la saben, tras su persistencia, Edison consiguió construir la primera bombilla.

En 1832, Lincoln perdió su trabajo; ese mismo año fue derrotado cuando presentó su candidatura a la legislatura en Illinois. En 1833 fracasó en sus negocios, luego murió su novia, después tuvo una crisis nerviosa severa. En 1838 fue derrotado en las elecciones para la presidencia de la legislatura de Illinois, en 1843 fue derrotado en su candidatura al congreso nacional. En 1846 por fin llegó al congreso, pero después  perdió  la reelección y luego fue derrotado en las elecciones senatoriales. En 1856 fracasó en su candidatura para vicepresidente, después para el senado, y por fin, en 1860, llegó a la presidencia de su país.

¡Que poca diferencia puede haber entre el éxito y el fracaso! Dos personas pueden ser igualmente capaces; pero la una avanza porque se sabe levantar; la otra se cae, y se queda aplastada.

A un empresario famoso se le preguntó cómo había llegado a un éxito tan marcado en sus actividades. Y él se limitó a contestar. “Fracasando”. A primera vista, esta respuesta parece contener una broma o un error. ¿Como alguien va a triunfar mediante el fracaso?”          E. Chaij


“Michael Jordan, considerado como el mejor jugador de baloncesto de la historia dijo: “He fallado más de 9,000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mi para hacer el tiro que ganaba el juego y lo fallé. He fallado una y otra vez, y otra vez en mi vida. Pero nunca me he dado por vencido. Y es por eso que he tenido éxito en la vida.”  

“Air Jordan” ganó seis anillos con Chicago Bulls, promediando 30,1 puntos por partido en toda su carrera, el mayor promedio en la historia de la liga. Además, también ganó 10 títulos de máximo anotador, 5 MVP (Jugador mas valioso) de la temporada, 6 MVP de las Finales, nombrado en el mejor quinteto de la NBA en diez ocasiones, nombrado en el mejor defensivo nueve veces, líder en robos de balón durante tres años y un premio al mejor defensor de la temporada.”

Nada de esto hubiera sido posible si Michael se hubiera desanimado tras cada fracaso.  Por el contrario, nunca se dio por vencido.                                                
Autor desconocido.


En la vida cotidiana, constantemente enfrentamos desafíos en todos los aspectos, escolar, laboral, familiar, sentimental, espiritual, etc. Y a menudo fracasamos. Pero con la ayuda de aquel que NUNCA ha perdido una sola batalla, de aquel que sigue invicto, nosotros podemos también ser victoriosos. No te des por vencido. Dios puede transformar las aparentes derrotas en lecciones de vida, en experiencias que a la postre nos ayuden a evitar fracasos posteriores.







 Esforzaos y cobrad ánimo;
no temáis, ni tengáis miedo de ellos,

porque Jehová tu Dios es el que va contigo;
no te dejará, ni te desamparará.
Deuteronomio 31:6


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