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Mostrando entradas de enero, 2014

HOSPITAL DE PECADORES

¿Para que vas a la iglesia? ¡Ve como estas que van a pensar de ti que eres pecador! ¡Hipócrita!! ¡Vas a la iglesia y mira como te portas! Esta y muchas otras frases quizá te suenen familiares, pero no te preocupes, son solo juegos sucios y estrategias de Satanás para alejarte de Dios… ¿Recuerdas al hijo prodigo? Aquel que pidió su herencia y se fue a gastar de una manera insensata su fortuna, hasta que de pronto todo lo que tenia terminó y llegó a tener tanta hambre que deseaba comer las algarrobas de los cerdos; ¿que fue lo que paso después? El hijo pródigo se levantó y fue a casa de su padre, y antes de pronunciar cualquier palabra su padre lo levantó, lo mandó vestir de ropas blancas, mandó calzarlo e incluso mandó ponerle un anillo; el padre no le dijo, vete arréglate, cámbiate, báñate y entonces ven a mi, ¡NO! Si tu quieres cambiar ve asi como estas y entonces Dios te cambia porque hay suficiente gracia en el. Cuando entiendas esto, entenderás lo q

NO SE TRATA DE SENTIR, SE TRATA DE CREER

Conocí a Rebeca en un periodo oscuro de su temprana juventud.  Apenas tenía 18 años y la vida ya le había dado a probar amargura y soledad. Años atrás, su padre los había abandonado a ella, a su hermanito y a su madre.  Sin embargo, la dedicación y el amor que su madre y su abuela brindaron a los dos niños, enseñó a Rebeca a crecer sintiéndose amada y protegida, aún con la ausencia de su padre. Conoció de Dios y de su amor cuando estaba en la secundaria, y su amor por Cristo creció tanto, que se bautizó junto con su hermano y su madre el mismo día de su cumpleaños número 15. Un día la tristeza llegó a su hogar.  La abuelita cayó presa de una enfermedad que rápidamente la llevó a la muerte.  Y antes de recuperarse de la triste ausencia de su querida viejecita, su madre fue diagnosticada con cáncer.   El doctor no le daba muchas esperanzas de sanar, y tampoco mucho tiempo de vida. Rebeca conocía a ese Dios Todopoderoso, y se aferró fuertemente a sus promesas; día y

ESPERARE

Melisa se despierta sobresaltada, con la frente húmeda y los labios secos. intenta murmurar algo, pero solo consigue llorar. El dolor de la pérdida es abrumador; siente que el mundo cayó encima de ella. Acaba de salir del hospital, después de recuperarse de un terrible accidente, en el que fallecieron sus padres. Ella quedó con marcas horribles en su cuerpo, y se encuentra completamente desorientada. Hija única, de 22 años. No sabe como enfrentar la nueva fase de su vida. Se siente sola, abandonada, y mira al futuro con miedo. "En mi corazón ya no hay alegría", piensa en silencio. Y una lágrima rebelde resbala por los surcos de sus cicatrices. Melisa, ¡no pierdas la esperanza! La vida sin esperanza no tiene sentido. Es necesario tener esperanza. La noche pasará, y vendrá un día lleno de sol. Aún es posible realizar el sueño que la tragedia despedazó. El dolor pasará, y tu corazón volverá a cantar como cantan las aves celebrando la llegada de un nuevo día. Espera en Jesú