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Mostrando entradas de 2014

¡SOY UN ADICTO!

Mucho se ha hablado y escrito ya acerca del tema de las adicciones. Numerosos esfuerzos se han hecho para prevenirlas, evitarlas, combatirlas, tratarlas y curarlas. Pero hasta ahora, dichos esfuerzos de la sociedad, escuelas, instituciones, religiones y gobiernos parecen ser insuficientes e infructuosos. Hoy en día hay un sinfín de cosas a las que puedes volverte adicto, como los videojuegos, las redes sociales, navegar en Internet, la televisión, el sexo, la masturbación, la pornografía, el cigarro, el alcohol, las drogas, los medicamentos por prescripción, y muchos más. ¿Cómo reconocer que se tiene una adicción? Para empezar, tenemos que definir a la adicción como la dependencia o necesidad hacia alguna sustancia, cosa, acto o situación, causada por la satisfacción que produce en la persona. Una de las señales más evidentes de que se es adicto a algo, es la imposibilidad de reprimirse ante lo adictivo, en muchas ocasiones, sabiendo que se trata de algo nocivo para la s

¡NO TE CONFIES!

El partido de fútbol de esa mañana pronosticaba un excitante encuentro.  Los changuitos estaban ansiosos por iniciar el partido. Se oye el silbato y empiezan a correr todos tras la bola,  pases cortos, pases largos y allí van corriendo de un lado a otro, de extremo a extremo de la cancha, de pronto un tiro largo, largo, largo. La bola fue a parar justo en medio del pantano que se encontraba al otro lado de la cancha. Los changuitos se paran la orilla del pantano pretendiendo alcanzar el balón apoyados con un palo, otro tira una piedra y nada. De pronto un osado y valiente changuito va dando semejantes saltos hasta llegar donde la bola. La sujeta, mientras el resto de changos desde la orilla le aplaudían y animaban. De pronto el changuito se empieza a hundir, mientras mas se movía pretendiendo avanzar o salir mas se hundía. Los changos expectantes gritaban: ¡Sálvate a ti mismo! ¡Sálvate a ti mismo!. Ante los animosos gritos el changuito se sujeta a sus propias orejas y empieza a ti

EL AMOR DE DIOS

Es muy fácil amar a tu familia, amigos e incluso a todas esas personas que son buenas contigo y te hacen sentir cómodo. ¿Pero eres capaz de amar a tus enemigos o a esas personas que no te agradan del todo? La biblia dice que debemos amarnos los unos a los otros, y eso los incluye a ellos. La mayor prueba de amor consiste en amar incluso a aquellos que te han hecho daño, han sido groseros o los que te hacen sentir incómodos. Hace unos días iba en un taxi y el señor me contó una historia (testimonio), de algo que le sucedió y que muestra muy bien lo que quiere decir el versículo: Un día un señor me pidió hacer una carrera a un pueblo cerca a la ciudad. El señor se encontraba con su esposa y su hijo recién nacido, y habían estado buscando taxis pero todos le cobraban mucho. El taxista decidió cobrarle 250 pesos a lo que el señor accedió. Cuando llegaron al destino, el señor le dijo: "Solo tengo 150 pesos, cógelos y haz lo que se te de la gana." Y se bajó

Dios es el mismo antes, hoy y por siempre

El Dios del Antiguo Testamento pareciera ser totalmente distinto al del Nuevo Testamento. Un Dios del monte Sinaí Poderoso, que transmitía temor; por otro lado, un Dios del monte Calvario mostrando amor y compasión. Pensarás que Dios dio un giro completo a su carácter, pero eso seria creer una mentira. Dios es el mismo antes, hoy y por siempre (Hebreos 13:8) La diferencia radica en nosotros… El pueblo de Israel del antiguo testamento, era un pueblo inmaduro, acostumbrado a la disciplina de los egipcios. Un conferencista famoso en estos tiempos lo llamaría el “síndrome de Oídos Sordos” lo entenderemos mejor en el ejemplo de un caso típico: El niño tiene su habitación desordenada y la mama le grita: - ¡Niño desordenado recoge tu cuarto!  -- el niño se asusta y hace caso. El segundo día: - ¡Niño desordenado recoge tu cuarto!  -- el niño se asusta pero no tanto y hace caso. El tercer día: - ¡Niño desordenado recoge tu cuarto!  -- el niño le contesta: ¡ha

NO PASA NADA

Uno de los argumentos del enemigo que ha usado desde el principio de los tiempos al presentar una tentación es el de “no pasa nada”. Es decir, sugiere que si accedes a sus insinuaciones, no habrá consecuencias, no habrá daños. Dice el relato bíblico en Génesis 3:4: “Entonces la serpiente replicó a la mujer:”No es cierto. No moriréis”. ¿Te das cuenta de que la serpiente está afirmando implícitamente que “no pasa nada”? “Solo será una vez, no pasa nada”, es una mentira; si pasa algo. La mayoría de los vicios, llámese alcoholismo, drogadicción, o cualquier mal hábito, inician con un “no pasa nada”. “Con una vez que no vaya a la iglesia no pasa nada, con una vez que vaya a la escuela el sábado no pasa nada. Con una vez que vea páginas inmorales en Internet, no pasa nada. Con una vez que experimente esto o aquello, no pasa nada”. ¡Es mentira, si pasa algo! Se abre una rendija pequeña, pero solo es el inicio de abrir de par en par toda la puerta al pecado. Pensar que no pasa

La urgencia humana

Esta lucha espiritual, esta lucha que tiene nuestra alma, la lucha más grande del Universo que te jala de dos lados, del mal y del bien, es contra el mismo Satanás. Contra potestades de las tinieblas que todos los días y a cada minuto, ganan batallas, amarran almas en el error y en la incredulidad. En la ignorancia de Dios, de Jesús, de su carácter y su plan de redención. Desechan su Ley, cambian sus preceptos, minan la confianza en Él con las malinterpretaciones de su Palabra. Entiendan que no podemos solos contra el diablo. Tenemos que resistirlo para que huya, pero no podemos resistirlo solos. Está muy claro que es mas inteligente que nosotros, se nota a diario en miles de almas humanas que ya cayeron, engaña tan fácil cuando los pies no están sobre la Roca. Necesitamos a Cristo, que su nombre habite en nuestros corazones, que Él actúe. Entreguemos todo a Él, nuestra voluntad, nuestro yo. Con Él estamos crucificados, tenemos que estarlo. NO PODEMOS SOLOS. ¿Por

SILBATAZO FINAL

Estamos viviendo en tiempo “complementario” y pocos saben que el árbitro está por terminar el partido.   Muchos estamos viviendo como si el partido apenas estuviese comenzando. Hacemos tiros inapropiados, regalamos balones, discutimos con nuestros compañeros de equipo, peleamos por querer llegar al campeonato y recibir un trofeo. Algunos se sientan a criticar a los que están jugando y otros se han sentado en las estradas con el uniforme puesto a contemplar el juego. En la vida cristiana solo hay dos equipos; el de Cristo y el de Satanás. Nosotros somos los participantes en este gran partido de la vida. Tenemos puesta la camiseta ensangrentada de Jesús, o la de Satanás. Los ángeles son los espectadores. Nos animan a seguir adelante (no nos gritan palabras ofensivas). “Tenemos a nuestro alrededor una gran nube de testigos” (Hebreos 12:1). Entre tanto el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su final. Las señales que nos indican que el juego está por terminar son

YA NO QUIERO VIVIR

Hugo* era mi compañero en la Institución donde cursé mis estudios profesionales. Era un buen amigo, alegre, sano, con buen historial académico, sin carencias económicas, a punto de iniciar sus prácticas profesionales en una empresa, y por ende, cercano a terminar la carrera. Sin embargo, un día de vacaciones de verano recibí un correo electrónico de un familiar comunicando su muerte, sin especificar la causa, lo cual desde luego me consternó  muchísimo. Peor aun fue, cuando al llamar posteriormente a su casa, me informaron que el propio Hugo decidió terminar con su vida una madrugada en su propio hogar. En México, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI), el suicidio está dentro de las tres principales causas de muerte en los jóvenes, y de los aproximadamente tres mil 200 suicidios que ocurren cada año en México, en la mayoría de los casos se trata de personas de entre 11 y 20 años aproximadamente. Otro dato importante es que los suicidios en

El regalo

Un joven muchacho estaba a punto de graduarse de preparatoria. Hacía muchos meses que admiraba un hermoso auto deportivo en una agencia de autos, sabiendo que su padre podría comprárselo le dijo que ese auto era todo lo que quería. Así como se acercaba el día de Graduación, el joven esperaba por ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto. Finalmente, en la mañana del día de Graduación, su padre le llamó a que fuera a su privado. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso y de algún modo decepcionado, el joven abrió la caja y lo que encontró fue una hermosa   Biblia   de cubierta de piel y con su nombre escrito con letras de oro. Enojado le gritó a su padre diciendo: “con todo el dinero que tienes, y lo único que me das es esta   Biblia ?” y salió de la casa. Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una her

El conflicto

El mundo entero se rige por una batalla gigantesca: La batalla entre el bien y el mal. Es la batalla más grande que puede haber en el Universo. Las películas, los libros y las canciones normalmente, si no es que siempre, tocan este tema. Aunque Satanás por medio de estos y muchos otros medios se ha dedicado a distorsionar esta batalla.  Enseña que el bien no es tan bueno y el mal no es tan malo. Cada quién inventa sus reglas y valores. Nos creemos muy sabios, morales y autosuficientes para esta tremenda tarea. Pero no es así. En esta batalla, de un lado está Satanás, que como principal arma tiene al engaño. Él está del lado del mal, del pecado, de la mentira, de la injusticia, del odio, de la soberbia, de la envidia y de la tan famosa creencia: “confía en ti mismo, sólo tú puedes guiarte, no necesitas a nadie más”. Nuestro corazón está muy manchado como para ser éste el que nos guíe. ¡Nuestro corazón nos falla! Pero el que nunca falla es Jesús, el quiere que confiemos en