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Mostrando entradas de 2015

Navidad

"Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres"!  Lucas 2:10-14 Fiestas navideñas: ocasión para el regocijo, para dar regalos, para estrenar ropas nuevas, para la reunión familiar, para el reencuentro con los amados que están lejos, para disfrutar de ricos manjares... Pero también, tristemente, ocasión para riñas, excesos, juerga y borracheras; para sembrar de basura las calles; para dilapidar egoístamente nuestro dinero en cosas pasajeras. Tiempo para los accidentes en el hogar, la calle y la ruta, con su saldo de heridos y muertos inne

El siempre esta presente

De repente, parecía que los sueños de Laura se hacían añicos. El novio, a quien tanto amaba, la dejaba apenas con una corta explicación, escrita en una tarjetita blanca: “Tengo que ser sincero: No me gustas, perdóname”. Un mes después, el padre de ella moría en un trágico accidente de tránsito. Era demasiado sufrimiento para una sola persona. Casi no dormía, preguntándole a Dios: “¿Por qué, Señor, por qué?” Como consecuencia de todo, su rendimiento en el trabajo quedó tan alterado que, algunos días después, perdió el empleo (…). Casi inconscientemente, Laura actuaba como una jueza y daba el veredicto. “Yo siempre fui una fiel cristiana, nunca hice mal a nadie y ayudé a mis semejantes en la medida de mis posibilidades; Dios fue injusto conmigo. Yo no merezco estar sufriendo de esta manera”. ¿Es Dios realmente injusto? ¿O será que nosotros, a veces, somos injustos con el, reclamándole un juramento que nunca realizó? En Salmos 46:1 encontramos una bellísima promesa: “dio

¿Que esta pasando con los jóvenes?

  Un joven escribió un e-mail a un sitio cristiano lo siguiente: "He dejado de asistir a mi congregación; quiero pedir que me lleven en sus oraciones.” ¿Qué le dirías a este joven?  Es preciso decirle: “¡Estás en un grave peligro! ¡Vuélvete al Señor, inmediatamente! ”. Sin embargo, nuestro grito, por desesperado que fuese, no lograría infundir el temor que se debe tener ante un peligro así. Pero, ¿qué harías tú frente a un hombre ciego que camina derecho hacia un precipicio? ¿Qué harías tú ante un automovilista que corre, en una noche oscura de temporal, en dirección a un puente cortado? El peligro que enfrenta un joven creyente que se ha alejado de Dios no es menor; al contrario. No se trata simplemente de que alejándote de Dios pierdas el gozo y la paz, sino se trata de que estas en peligro de perder tu vida. Cuidado con los ‘rápidos’ ¿Conoces los rápidos? Hay en Chile, unos famosos rápidos, los rápidos del río Trancura. Muchos turistas asisten de todo

Un virus en nuestro disco duro

EL TÍTULO DEL CORREO ELECTRONICO DECÍA: "Mi foto de niño", y el remitente era un amigo conocido, así que procedí a abrir la foto que, al parecer, venía adjunta. Después de un minuto, no sucedió nada. Pensé que era una equivocación y simplemente cerré el correo. No había mensaje ni foto. Sin saberlo, había hecho lo que muchos hacemos por desconocimiento: había importado un virus a mi computadora. Me enteré de esto cuando nuestro experto en computadoras me dijo que el disco duro tenia un virus que estaba causando problemas. Me explicó las distintas maneras que un virus puede entrar. Después de escucharlo, recordé el mensaje engañador que le habia;a llegado aquella vez cuando un amigo al parecer me había mandado una foto. De la misma manera, el enemigo se dispone a enviarnos "correos'' engañadores, para introducir una variedad de virus que nos dañan el corazón, los pensamientos, el ánimo y la vida misma, si se lo permitimos. A veces, el diablo manda virus pa

EL DÍA EN QUE JESÚS GUARDÓ SILENCIO

Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era tarde y estabá en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empecé a cabecear... En algún lugar entre la semi-inconsciencia y los sueños, me encontré en aquel inmenso salón, no tenía nada en especial salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas. Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones. Tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado: "Muchachas que me han gustado". Lo abrí descuidadamente y empece a pasar las fichas. Tuve que detenerme por el impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: ¡se trataba de las muchachas que a MÍ me habían gustado! Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar de donde me encontraba. Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi existencia. Estaban escritas las

MIEDO AL JUICIO

La mayoría de las personas cuando escuchamos la palabra “juicio”, pensamos en connotaciones negativas: imaginamos una sala con un juez, un jurado, un fiscal, un acusado, un abogado, una investigación, una sentencia. Nosotros como cristianos sabemos –aunque muchas veces no lo tenemos presente- que se está dando un juicio divino en las cortes celestiales, de una manera muy similar al concepto que tenemos de un juicio, con todos sus elementos. El juicio justo de Dios es un acontecimiento inevitable. Sus propósitos principales son revelar la gracia de Dios, reivindicar su carácter justo y mostrar su amor y misericordia en toda su plenitud ante todo el universo; además, desde luego, recompensar a sus siervos y dar la retribución a aquellos que nunca le aceptaron. El propio Cristo presidirá el evento, pues “el Padre todo juicio dio al Hijo” (Jn.5:22). Y sí, habrá un acusador (Satanás), un abogado (¡Cristo mismo!), un veredicto (inocente o culpable),y una condena o una absolución.