Ir al contenido principal

¡PIENSA EN EL CIELO!



¿Quieres ir al cielo? Seguramente estas pensando: ¡pero que pregunta, por supuesto que quiero ir al cielo!  De alguna u otra manera ese es uno de los motivos por los que estamos en la iglesia, porque abrigamos la esperanza de vivir en ese lugar eternamente al lado de nuestro Dios. Ahora te pregunto, ¿piensas frecuentemente en el cielo? ¿Tienes entre los objetivos de tu vida el estar en el cielo?

Imagina que dentro de unas cuantas semanas iras de vacaciones al lugar de tus sueños, sea cual sea. Seguramente no podrías dejar de pensar en ese lugar, esperarías con ansias que llegue el momento de estar ahí, empezarías con mucha anticipación a hacer planes, a idear lo que harás en esos días en ese lugar, querrías que todos tus amigos,  familiares y vecinos supieran que te esperan unas maravillosas vacaciones. ¿No debería ser esto similar al hecho de que estás por irte a unas vacaciones eternas a un lugar inimaginable con cosas que no hemos visto ni oído ni siquiera imaginado? ¿Piensas con frecuencia en el cielo, ansioso de que ya llegue el momento de irte y de estar ahí? ¿Has hecho planes de lo que harás cuando por fin estés ahí?

Las personas inspiradas que en alguna ocasión tuvieron la oportunidad de ver el cielo no tienen las palabras precisas para detallarnos lo que vieron, porque “tierra nueva y cielo nuevo” no es suficiente para expresar la maravilla de ese lugar. ¿Puedes imaginarte esa ciudad de oro con puertas de perla, y con un mar de vidrio?

La tierra nueva ofrecerá los más hermosos y espectaculares paisajes que alguna vez podamos haber visto, superando por mucho los magníficos paisajes que aún quedan en este mundo deteriorado. Todo la belleza que aun queda en este mundo no se compara con lo que será el cielo, donde todo será nuevo, tu cuerpo será nuevo, hasta va a ser necesario que tengas un nombre nuevo. El mismo Dios te dará una piedra blanca con tu nuevo nombre.

En ese lugar no habrá muerte, llanto, dolor, enfermedad, tristeza, angustias, o preocupaciones. Justamente uno de los momentos mas emotivos del regreso de Jesús antes de ir al cielo será cuando nos reencontremos con aquellos seres queridos que bajaron al descanso antes que nosotros.

¿Qué vamos a hacer en el cielo?
¿Nos vamos a aburrir en esas vacaciones eternas? ¿Estaremos tocando el arpa todo el día como algunos suponen en tono de burla? ¡Por supuesto que no será asi! Para empezar seremos recibidos como héroes en una gran cena, en una magna celebración como nunca se ha visto.

Desde luego, lo más atractivo, lo más importante, lo mas emocionante será ver cara a cara a Dios Padre y a Jesús nuestro Salvador, escucharlos, abrazarlos, agradecerles todo lo que hicieron por nosotros. Caminar con ellos, platicar con ellos. Hacerles las preguntas que ahora no encuentran respuesta. Conocer los grandes misterios de la ciencia explicados por el mismísimo creador del Universo. Alabarlos y adorarles junto a millones de ángeles.

Además podrás viajar a través de millones de galaxias y conocer otros mundos, construir tu propia mansión, tener jardines con  millones de flores y arboles, tener las mascotas que hoy en día sería impensable tener (Imagínate jugando con un león, un oso, un delfín o el animal que tu gustes)

Conocerás y dialogaras con Adán, Eva, Abraham, José, Moisés, David, Elías, Daniel, Juan, Pedro, Pablo, en fin te encontraras con todos los personajes de la Biblia. Imagina escuchar  las historias de la biblia de boca de sus protagonistas. ¿Puedes ver a Daniel narrando su encuentro con los leones? ¿O a Moisés describiendo como se abrió el mar rojo?

Conocerás a los ángeles, aquellos que estuvieron a tu lado cuidándote toda tu vida. Te platicaran las veces que te libraron de peligros sin que tu te dieras cuenta. Además podrás nadar, bucear, y efectivamente, volar.
Y hacer muchas cosas más de las que no tenemos idea.


Vale la pena cualquier sacrificio con tal de estar ahí ¿no crees? Por ello tenemos que vivir con los pies en esta Tierra pero con la mirada en la Tierra nueva. Debemos tener el cielo en mente y al Dios que quiere llevarnos ahí, y que ya tiene todo listo para recibirnos.

 ¿Y que vamos a llevar?
Ya lo sabes, lo único que llevaremos al cielo es nuestro carácter, por eso tenemos que moldearlo para que sea semejante al de Jesús.
¿Y cómo nos prepararemos? También lo sabes: Viviendo una vida de comunión y entrega a nuestro Dios, a través del servicio, la oración, estudio de la Biblia y el ejercicio de la fe.

Además tenemos la oportunidad y la responsabilidad de invitar a estas vacaciones eternas a nuestra familia, amigos, vecinos, compañeros, hablándoles del Dios que quiere llevarnos a ese lugar.

El cielo no es producto de la imaginación, es lugar real, totalmente alcanzable. Dios nos da a cada ser humano la oportunidad de estar en la tierra nueva. Sin embargo, el cielo es opcional, tú eliges y Dios respetara tu decisión. En mi caso, no importa si entro al último, yo quiero estar ahí, ¿y tu?


Autor: Juan Pablo Gutierrez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

NO SE TRATA DE SENTIR, SE TRATA DE CREER

Conocí a Rebeca en un periodo oscuro de su temprana juventud.  Apenas tenía 18 años y la vida ya le había dado a probar amargura y soledad. Años atrás, su padre los había abandonado a ella, a su hermanito y a su madre.  Sin embargo, la dedicación y el amor que su madre y su abuela brindaron a los dos niños, enseñó a Rebeca a crecer sintiéndose amada y protegida, aún con la ausencia de su padre. Conoció de Dios y de su amor cuando estaba en la secundaria, y su amor por Cristo creció tanto, que se bautizó junto con su hermano y su madre el mismo día de su cumpleaños número 15. Un día la tristeza llegó a su hogar.  La abuelita cayó presa de una enfermedad que rápidamente la llevó a la muerte.  Y antes de recuperarse de la triste ausencia de su querida viejecita, su madre fue diagnosticada con cáncer.   El doctor no le daba muchas esperanzas de sanar, y tampoco mucho tiempo de vida. Rebeca conocía a ese Dios Todopoderoso, y se aferró fuertemente a sus promesas; día y

LA LLEGADA AL CIELO

¿Te has preguntado como serán esos primeros momentos en el cielo, una vez que hayamos dejado atrás la historia de este mundo, y lleguemos a la gloriosa ciudad celestial? Nuestros sentidos serán pasmados por tantas cosas novedosas que encontraremos a nuestra llegada. Dice la Escritura en 1ª corintios 2:9: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Seguramente los pensamientos más imaginativos de las mentes más creativas, no se acercan en nada a lo que serán esos momentos. Pero, aun así, tratemos de crear con los ojos de la fe una visión de nuestro arribo al cielo. Evidentemente la mayor expectativa será la de ver a Dios, quien nos dará la bienvenida con los brazos abiertos. ¡Estaremos por fin en su gloriosa y majestuosa presencia y podremos verle cara a cara! ¿Qué vas a hacer o a decir cuando tengas a Dios frente a frente? ¿Imaginas al Imponente Rey del Universo saludándote, luego poniéndote

El rostro golpeado

Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban. Mat 26:67  Pareciera incomprensible que los impíos seres humanos trataran al Hijo de Dios con tal falta de respeto. piense en ello: escupieron el rostro del Hijo de Dios, el que es adorado por decenas y decenas de miles de ángeles, golpearon el rostro de aquel que existió con el Padre desde la eternidad y se unió con él al colocar los mundos en el espacio. ¿Quien es este al que golpean? ¿Quien es este que sufre de tal manera? ¿Quien es éste que soporta tanta agonía? ¿Quien es éste con los ojos amoratados y el rostro ensangrentado? Es Jesús, el divino Hijo de Dios. Miseros seres humanos, creados por el Dios vivo, se acercaron al Creador y le golpearon en el rostro. Maldiciendo y jurando, se burlaron de el. En cierto sentido, yo estuve allí, y también tu. Toda la humanidad estuvo allí esa noche en las sombras del patio de Anas, y en el tribunal de Pilato. Nosotros le abofeteamos el rostro,