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El rostro golpeado

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Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban. Mat 26:67 

Pareciera incomprensible que los impíos seres humanos trataran al Hijo de Dios con tal falta de respeto. piense en ello: escupieron el rostro del Hijo de Dios, el que es adorado por decenas y decenas de miles de ángeles, golpearon el rostro de aquel que existió con el Padre desde la eternidad y se unió con él al colocar los mundos en el espacio.

¿Quien es este al que golpean? ¿Quien es este que sufre de tal manera? ¿Quien es éste que soporta tanta agonía? ¿Quien es éste con los ojos amoratados y el rostro ensangrentado? Es Jesús, el divino Hijo de Dios. Miseros seres humanos, creados por el Dios vivo, se acercaron al Creador y le golpearon en el rostro. Maldiciendo y jurando, se burlaron de el.

En cierto sentido, yo estuve allí, y también tu. Toda la humanidad estuvo allí esa noche en las sombras del patio de Anas, y en el tribunal de Pilato. Nosotros le abofeteamos el rostro, porque cada vez que nos apartamos del bien y cada vez que cometemos un acto de crueldad herimos su corazón.

Cuando se lo que es correcto y por voluntad propia me aparto de el, eso le causa dolor. Cuando sé lo que es correcto y soy deshonesto, cuando sé lo que es correcto y miento deliberadamente, cuando sé lo que es correcto y pierdo el control y me enojo, cuando sé lo que es correcto y los pensamientos de lujuria dominan mi mente, yo también me rebelo contra el. Le ocasiono dolor. El que me ama tanto, el que ha padecido el sufrimiento de la cruz para que yo no tuviera que sufrir por la eternidad, aún sufre cuando me rebelo contra el.

Así es que en las sombras vengo ante esa cruz y digo: "Oh, Señor, dejo aquí mis armas de guerra. Rindo todo lo que tengo y todo lo que soy a ti. quiero traer gozo a tu corazón hoy. Aquí, al pie de la cruz, me entrego a ti".

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Autor: Mark Finley



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