Ir al contenido principal

TENTACIONES


“Bienaventurado el varón que soporta la tentación porque cuando haya resistido la prueba recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman”. Santiago 1: 12

 Si hay algo que perturba incesantemente el cristiano son sus derrotas ante la tentación. “No logro resistir”, “Soy demasiado carnal”, “¿Qué hago con mi vida?”,”Soy demasiado débil”.

Estas y otras afirmaciones son expresiones de frustración de cristianos sinceros. Creo que nadie por voluntad propia quisiera ser un fracasado. Todos se esfuerzan, luchan, tratan de controlar sus tendencias; pero parece que nada resultado. ¿Existe solución?

 El problema es que, al llegar la tentación, concentras tus esfuerzos para no caer, en lugar de  concentrarlos en no separarte de Jesús. Al hacer esto caes no porque la tentación haya sido demasiado fuerte, sino porque te separaste de Jesús. Y el ya lo advirtió: “Sin mí nada podéis hacer”. Nada. ¿Entiendes? Mucho menos, resistir la tentación.

 Entonces, ¿cómo enfrentar la tentación? Si tu vida es una constante comunión con Jesús, todo lo que necesitas hacer, al llegar la tentación, es DECIR A JESÚS LO QUE ESTÁS SINTIENDO O PENSANDO. Te puede parecer extraño al comienzo. Hay cosas que no tendrás el valor de contar a Jesús. ¿Cómo decirle, por ejemplo: “Señor, estoy planeando salir con una persona que no es mi cónyuge” o, “Jesús, estoy pensando en ir a un lugar que no es compatible con la vida cristiana“, o “Señor Dios, siento deseos de mirar cosas indebidas en el Internet”? No, no; esto no funciona” puedes pensar. Pero ahí está la clave del problema.

Ya que no tienes el valor de contarle Jesús lo que estás sintiendo, cometes el error de cortar la relación con Jesús.

 La próxima vez que la tentación aparezca, cuenta a Jesús lo que estás sintiendo, aunque te parezca irreverente y atrevido. No te separes de Jesús.

 Si llevas este consejo a la práctica, percibirás que, mientras vas dialogando con Jesús, el deseo pecaminoso empieza a desaparecer, de manera natural: ¡venciste! No porque te hayas esforzado por no caer, sino porque luchaste para no separarte de Jesús. Continúas siendo justo no porque evitaste cometer un acto pecaminoso, sino porque no te separaste de la fuente de la justicia, que es Jesús. A su lado, no hubo lugar para el pecado. Satanás y sus huestes fueron derrotados: Cristo venció en ti; por ti; y para ti.



Autor: Alejandro Bullón
Plenitud en Cristo, APIA,2011
*La cursiva fue añadida

Comentarios

Entradas populares de este blog

NO SE TRATA DE SENTIR, SE TRATA DE CREER

Conocí a Rebeca en un periodo oscuro de su temprana juventud.  Apenas tenía 18 años y la vida ya le había dado a probar amargura y soledad. Años atrás, su padre los había abandonado a ella, a su hermanito y a su madre.  Sin embargo, la dedicación y el amor que su madre y su abuela brindaron a los dos niños, enseñó a Rebeca a crecer sintiéndose amada y protegida, aún con la ausencia de su padre. Conoció de Dios y de su amor cuando estaba en la secundaria, y su amor por Cristo creció tanto, que se bautizó junto con su hermano y su madre el mismo día de su cumpleaños número 15. Un día la tristeza llegó a su hogar.  La abuelita cayó presa de una enfermedad que rápidamente la llevó a la muerte.  Y antes de recuperarse de la triste ausencia de su querida viejecita, su madre fue diagnosticada con cáncer.   El doctor no le daba muchas esperanzas de sanar, y tampoco mucho tiempo de vida. Rebeca conocía a ese Dios Todopoderoso, y se aferró fuertemente a sus promesas; día y

LA LLEGADA AL CIELO

¿Te has preguntado como serán esos primeros momentos en el cielo, una vez que hayamos dejado atrás la historia de este mundo, y lleguemos a la gloriosa ciudad celestial? Nuestros sentidos serán pasmados por tantas cosas novedosas que encontraremos a nuestra llegada. Dice la Escritura en 1ª corintios 2:9: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Seguramente los pensamientos más imaginativos de las mentes más creativas, no se acercan en nada a lo que serán esos momentos. Pero, aun así, tratemos de crear con los ojos de la fe una visión de nuestro arribo al cielo. Evidentemente la mayor expectativa será la de ver a Dios, quien nos dará la bienvenida con los brazos abiertos. ¡Estaremos por fin en su gloriosa y majestuosa presencia y podremos verle cara a cara! ¿Qué vas a hacer o a decir cuando tengas a Dios frente a frente? ¿Imaginas al Imponente Rey del Universo saludándote, luego poniéndote

El rostro golpeado

Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban. Mat 26:67  Pareciera incomprensible que los impíos seres humanos trataran al Hijo de Dios con tal falta de respeto. piense en ello: escupieron el rostro del Hijo de Dios, el que es adorado por decenas y decenas de miles de ángeles, golpearon el rostro de aquel que existió con el Padre desde la eternidad y se unió con él al colocar los mundos en el espacio. ¿Quien es este al que golpean? ¿Quien es este que sufre de tal manera? ¿Quien es éste que soporta tanta agonía? ¿Quien es éste con los ojos amoratados y el rostro ensangrentado? Es Jesús, el divino Hijo de Dios. Miseros seres humanos, creados por el Dios vivo, se acercaron al Creador y le golpearon en el rostro. Maldiciendo y jurando, se burlaron de el. En cierto sentido, yo estuve allí, y también tu. Toda la humanidad estuvo allí esa noche en las sombras del patio de Anas, y en el tribunal de Pilato. Nosotros le abofeteamos el rostro,