En principio no hay ningún problema en celebrarlo. De hecho es un gran acontecimiento para todos los cristianos. Es motivo de alegría que Dios, en la persona de Cristo, haya condescendido en habitar con los seres humanos. De hecho, la declaración del profeta Isaías, es mas una expresión anticipada de jubilo por tal acontecimiento cuando escribió: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposara sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz”. (Is 9:6). Fue tal la alegría causada por el nacimiento del Salvador que un grupo de sabios emprendieron un largo y peligroso viaje para tributarle su adoración (lee Mt 2:1-11). El ángel anuncio a los pastores: “Traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo” (lee Lc 2:8-20). ¿Cómo no celebrar tan grandioso evento?
Probablemente la pregunta “¿Cuál es el problema en celebrar
el nacimiento de Jesús?” está motivada por la controversia que genera la época
navideña. Vale la pena recordar que no creemos que el Hijo de Dios haya nacido
un 25 de diciembre, como tradicionalmente se piensa. Aun los eruditos no se
ponen de acuerdo, así que no abundaremos en ello, al parecer Dios no consideró
relevante para nosotros ese dato. Es cierto que la fecha adoptada por gran
parte de la humanidad para celebrar el nacimiento de Cristo, se ha convertido
en un pretexto para la autocomplacencia y el anhelo de quedar bien con otros
(familiares, amigos, compañeros, etc). Hay una gran predisposición a adquirir
regalos, lo que se traduce en un importante derroche de recursos en artículos
de poca importancia. Es una época en la que se cometen excesos en la
alimentación y no se descansa de manera adecuada. ¡Eso si es malo!
Lo increíble es que el “festejado”, generalmente está
ausente en todas estas celebraciones. En el mejor de los casos el festejo se
limita a una oración o la asistencia a un culto religiosos y nada más.
¿Te imaginas un festejo de cumpleaños en donde en lugar de llevar
regalos al festejado, se den regalos entre los asistentes a la fiesta,
olvidando al cumpleañero? Eso es lo que ocurre en diciembre en el “cumpleaños”
de Jesucristo. La verdadera celebración debe estar centrada en agradar a
Cristo.
Jorge Alberto García Pérez.
Expresión Joven Diciembre 2011
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