Ir al contenido principal

HOSPITAL DE PECADORES



¿Para que vas a la iglesia?

¡Ve como estas que van a pensar de ti que eres pecador!

¡Hipócrita!! ¡Vas a la iglesia y mira como te portas!

Esta y muchas otras frases quizá te suenen familiares, pero no te preocupes, son solo juegos sucios y estrategias de Satanás para alejarte de Dios…

¿Recuerdas al hijo prodigo? Aquel que pidió su herencia y se fue a gastar de una manera insensata su fortuna, hasta que de pronto todo lo que tenia terminó y llegó a tener tanta hambre que deseaba comer las algarrobas de los cerdos; ¿que fue lo que paso después?

El hijo pródigo se levantó y fue a casa de su padre, y antes de pronunciar cualquier palabra su padre lo levantó, lo mandó vestir de ropas blancas, mandó calzarlo e incluso mandó ponerle un anillo; el padre no le dijo, vete arréglate, cámbiate, báñate y entonces ven a mi, ¡NO! Si tu quieres cambiar ve asi como estas y entonces Dios te cambia porque hay suficiente gracia en el.

Cuando entiendas esto, entenderás lo que dicen por ahi, que la iglesia no es un museo de santos sino un hospital de pecadores; y al decirte: Hipócrita, ¿a que vas a la iglesia siendo como eres? Es como si en un hospital te dijeran: “ ¿vas al hospital con tu pierna herida? ¡Que te pasa! Primero cúrate, desinféctate, véndate, y después ve al hospital, ¿que van a pensar de ti si vas así?”

¿Acaso no es para eso un hospital?  Recuerda que Cristo dijo: “ una persona sana no necesita de medico, yo he venido a buscar lo que se ha perdido, vengo a buscar no a justos sino a pecadores”

Cuando la gente entienda esto, dejarán de criticar a cristianos e incluso comenzarán a buscar a Cristo para curar su alma…


Dios te bendiga y recuerda, Cristo es el camino, la verdad y la vida.



Autor: Omar Reyes

Comentarios

Entradas populares de este blog

MIEDO AL JUICIO

La mayoría de las personas cuando escuchamos la palabra “juicio”, pensamos en connotaciones negativas: imaginamos una sala con un juez, un jurado, un fiscal, un acusado, un abogado, una investigación, una sentencia. Nosotros como cristianos sabemos –aunque muchas veces no lo tenemos presente- que se está dando un juicio divino en las cortes celestiales, de una manera muy similar al concepto que tenemos de un juicio, con todos sus elementos. El juicio justo de Dios es un acontecimiento inevitable. Sus propósitos principales son revelar la gracia de Dios, reivindicar su carácter justo y mostrar su amor y misericordia en toda su plenitud ante todo el universo; además, desde luego, recompensar a sus siervos y dar la retribución a aquellos que nunca le aceptaron. El propio Cristo presidirá el evento, pues “el Padre todo juicio dio al Hijo” (Jn.5:22). Y sí, habrá un acusador (Satanás), un abogado (¡Cristo mismo!), un veredicto (inocente o culpable),y una condena o una abs...

COSMOS

¿Alguna vez has contemplado la bóveda celeste en un lugar alejado de la ciudad y sentir un deseo inmenso de no bajar tu vista de los cielos porque sientes algo terriblemente bello y estremecedor que congela tus sentidos?  "El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será. Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos hacen estremecer: Sentimos como un cosquilleo nos llena los nervios, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura. Sabemos que nos aproximamos al más grande de los misterios"  (Carl Sagan, Cosmos, Introducción, pp. 12) Carl Sagan fue un entusiasta y apasionado  astrónomo y divulgador científico del siglo pasado, es famoso por sus grandes colaboraciones y dirección de proyectos en la NASA. Lo conocemos por su  ilusionada  esperanza de encontrar vida en otros planetas;  hombre soñador, razonable, escéptico pero con un gran amor hacia la adquisición y expansi...

NO SE TRATA DE SENTIR, SE TRATA DE CREER

Conocí a Rebeca en un periodo oscuro de su temprana juventud.  Apenas tenía 18 años y la vida ya le había dado a probar amargura y soledad. Años atrás, su padre los había abandonado a ella, a su hermanito y a su madre.  Sin embargo, la dedicación y el amor que su madre y su abuela brindaron a los dos niños, enseñó a Rebeca a crecer sintiéndose amada y protegida, aún con la ausencia de su padre. Conoció de Dios y de su amor cuando estaba en la secundaria, y su amor por Cristo creció tanto, que se bautizó junto con su hermano y su madre el mismo día de su cumpleaños número 15. Un día la tristeza llegó a su hogar.  La abuelita cayó presa de una enfermedad que rápidamente la llevó a la muerte.  Y antes de recuperarse de la triste ausencia de su querida viejecita, su madre fue diagnosticada con cáncer.   El doctor no le daba muchas esperanzas de sanar, y tampoco mucho tiempo de vida. Rebeca conocía a ese Dios Todopoderoso, y se aferró fuert...