A lo largo de mi vida (que no es mucho) me he topado con
personas que al conocerlas he descubierto una misma variable, la falta de fe, y
es que en la mayoría de los problemas de las personas, parece que ellas mismas son quienes
hacen de ese problema mas grande de lo que realmente es y lo convierten en un
verdadero gigante al cual difícilmente pueden enfrentarse para derribarlo.
En el libro “Dímelo de frente” de Fernando Zabala, me encontré una historia que hace referencia a esto, llamada “un millón de sapos”, donde un
granjero que vivía junto a un pozo no podía dormir en las noches debido a que
de ese pozo emanaba un molesto ruido como de un millón de sapos, pero al final
descubrió que solo eran dos pequeños sapitos que apenas cabían en la palma de
una mano.
¿No será que en nuestras vidas pasa lo mismo? ¿Que nuestros
problemas los hacemos mas grandes como este granjero, que donde solo hay dos
sapos nosotros escuchamos un millón?
Sin embargo, no tenemos porque darle más valor a nuestros
problemas que el que tienen, si nosotros le diéramos el valor que le
corresponde, ese problema tan gigante perdería instantáneamente su tamaño.
Recordemos lo que Jesús nos enseña en su palabra, que
pongamos nuestros problemas a sus pies y el nos aligerara nuestra carga: Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28
Recuerda que tienes un Padre celestial en el cielo que
conoce incluso cuantos cabellos hay en tu cabeza, y que si pones tu carga en
sus pies, esa oración no quedara sin ser escuchada.
Derriba todos esos problemas, todos esos gigantes que te
angustian, derríbalos con la misma fe que tuvo David al derrotar Goliat, derríbalos con la mejor estrategia de
guerra, es decir, de rodillas…
¿Cual es el secreto?
El secreto es la oración, recuerda el canto que dice:
“
cuando el pueblo de Dios ora, suceden cosas maravillosas!”
Autor: Omar Reyes Sarellano
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