Nostalgia, búsqueda constante, caminos largos, pies cansados, corazones vacíos, añoranza de lo que no ha sido, ¿Hasta cuándo?, ¿Por qué? ¿Cuánto falta? Insomnios, enfermedad, depresión que quebranta los huesos, deshidratación espiritual, sed que mata, soledad, nada más que eso… aparentemente… Indigentes espirituales, cargando una maleta pesada a las espaldas, y probablemente sin un rumbo definido.
Desde pequeño me encanta ir de aquí para allá. Pocas veces estoy en casa, siempre tengo algo que hacer. Por esta razón mi mamá tomo un peculiar apodo para mi: “Pareces judío errante” me dice… y tiene algo de razón.
Últimamente he notado que el ser humano tiene un sentido de nostalgia enorme, caminamos por la vida, y nos encanta preguntar hacia donde vamos, y de donde provenimos, viajamos y añoramos estar en casa, descansamos, y queremos regresar al lugar de donde venimos. Incluso algunas tardes nos detenemos a pensar, a sentir este cuestionamiento que no tiene una razón aparente, a oler el recuerdo de algo que añoramos pero no podemos definir que es. Es como si estuviéramos siempre lejos de casa, como si miraramos el retrato de un hogar dejado atrás, extranjeros en una tierra que no nos pertenece.
Nada mas cercano a la realidad.
La Biblia esta llena de esta “nostalgia”; Abraham partiendo la ruta y yendo lejos de su parentela, Jacob, el engañador, huyendo de su propio hogar; Jose el soñador vendido como esclavo a una nación lejana, el pueblo de Israel caminando en círculos por cuarenta largos años, y como ultimo ejemplo tal vez la persona que estuvo mas lejos de casa que nadie mas, incluso tuvo que mudarse de su propia naturaleza; El Maestro hablaba de una casa que prepararía para todos nosotros, de un tesoro en el cielo, de un hogar celestial.
El secreto es el siguiente. Fuimos creados para vivir en eternidad, en plenitud con Dios y en algún momento nos salimos del camino, perdimos el rumbo, nuestro mapa se extravio.
¿Has estado en un sepelio? No hay un ejemplo mas claro para entender que la naturaleza del ser humano no es vivir una vida limitada por las paredes del tiempo. Nos cuesta trabajo entender la muerte porque simplemente no es nuestra naturaleza original. La Biblia declara lo siguiente: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11). Diseñados para vivir cerca de Dios eternamente, caímos del camino y tuvimos que vivir como extranjeros en un país ajeno, lejos de nuestra eternidad, lejos de nuestro Dios. Pero aun hay más. Cuando la primer gota de sangre provocada por un crimen fue derramada en la tierra, Caín hizo la más triste declaración de la situación del ser humano “Nunca más podre estar en tu presencia” (Génesis 4:12-16 paráfrasis).
Lejos de casa, lejos de nuestro padre.Si esta publicación terminara aquí, sería un triste final, pero tengo buenas noticias.
Jesús vino a abrir el camino de regreso a casa.
Dios generó un plan perfecto para hacernos volver al hogar: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” . Y entonces nuestra historia cobra sentido de nuevo, no estamos perdidos, caminamos a la casa del Padre por una brecha segura.
A veces el camino duele, a veces los días son fríos, y las noches son demasiado obscuras, a veces nuestros pies tropiezan, y nos cansamos de tanto andar. Pero algún día veremos nuestro hogar de nuevo, algún día nos sentiremos como en casa, y ya no habrá más llanto ni dolor ni clamor, porque el camino quedo atrás, porque hemos encontramos nuestro lugar… en EL.
Autor: Oscar Manjarrez
Muy buen articulo! te felicito, es un mensaje q da esperanza :)
ResponderEliminarMe encantó, que buen artículo, felicidades :)
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