Detrás del mostrador el hombre
miraba distraídamente hacia la calle mientras una pequeña niña se aproximaba al
local.
Ella aplastó su naricita contra
el vidrio del espectacular aparador y de pronto sus ojos color miel brillaron
cuando vio determinado objeto.
“Es
para mi hermana. ¿Podría hacerme un
lindo paquete?
El dueño del local, quien estaba
a un lado, miró a la chica con cierta desconfianza y con toda tranquilidad le
preguntó:
“Cuánto dinero tienes, pequeña?”
Sin alterarse ni un instante, la
niña sacó de su bolsillo un atadito lleno de nudos, los cuales delicadamente
fue deshaciendo uno por uno.
Cuando
terminó, colocó orgullosamente el pañuelo sobre el mostrador y con inusitado
aplomo, dijo:
“… Esto alcanza, no?”
En
el pañuelo solamente había unas cuantas monedas…
Mirando al dueño con una tierna
mirada que expresaba una mezcla de ilusión y tristeza le dijo:
“Sabe, desde que nuestra madre murió, mi hermana me ha cuidado con
mucho cariño y la pobre nunca tiene tiempo para ella…”
“Hoy es su cumpleaños y estoy segura que ella estará feliz con este
collar, porque es justo del color de sus ojos…”
El
empleado miraba al dueño sin saber qué hacer o decir, pero éste sólo le sonrió
a la niña, y se fue a la trastienda, y personalmente lo envolvió en un
espectacular papel plateado e hizo un hermoso moño con una cinta azul.
Ante el estupor del
empleado, el dueño colocó el hermoso paquete en una de las
exclusivas bolsas de la
joyería y se lo entregó a la pequeña diciéndole:
“Toma, llévalo con cuidado.”
Ella se fue feliz saltando calle abajo.
“Toma, llévalo con cuidado.”
Ella se fue feliz saltando calle abajo.
Todavía no había terminado el día
cuando una encantadora joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules
entró en el negocio.
Colocó sobre el mostrador el paquete desenvuelto y preguntó:
Colocó sobre el mostrador el paquete desenvuelto y preguntó:
“Este collar fue comprado aquí?”
El empleado cortésmente le pidió
que esperara un momento y fue a llamar al dueño, quien de inmediato regresó, y
con la más respetuosa sonrisa le dijo:
“Sí, señora, este collar es una de las piezas especiales de nuestra
colección exclusiva y en efecto, fue comprado aquí esta mañana”
“Cuánto costó?”
“Lamento no poder brindarle esa información, señora. Es nuestra
política que el precio de cualquier artículo siempre es un asunto confidencial
entre la empresa y el cliente”
“…Pero mi hermana sólo tenía algunas monedas que ha juntado haciendo
muñecas de trapo con ropa vieja, pues mi sueldo es demasiado modesto y apenas
nos alcanza para sobrevivir. Este collar ciertamente no es de fantasía, y ella
simplemente no tendría dinero suficiente para pagarlo…!
El
hombre tomó el estuche, rehizo
el envoltorio casi ceremoniosamente, y con mucho cariño colocó de nuevo la
cinta diciendo mientras se lo devolvía a la joven:
“Ella pagó el precio más alto que
cualquier persona puede pagar
Ella dio todo lo que tenía.”
El silencio llenó el local y las lágrimas
rodaron por el rostro de la joven, mientras sus manos tomaban el paquete y saía
de allí lentamente, abrazándolo fuerte contra su pecho.
Autor desconocido
Este relato me recuerda a una viuda pobre que igual dio todo lo que tenia, lo unico que tenia. Pero aun mas, me recuerda a un Dios que dio a su unico hijo, lo mas amado que el tenia, por amor al mundo. Por amor a ti y a mi.
Nota: La cursiva fue añadida.
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