Así que
Josué los desafió: ¿Hasta cuándo van a esperar para tomar posesión del
territorio que les otorgó el Señor, Dios de sus antepasados? (Josué 18:3, NVI)n
El Movimiento Adventista lleva más de 150 años de
existencia, y el Gran Chasco ocurrió hace ya casi 170 años. La mayoría de nosotros ha leído o escuchado las
historias de los pioneros de la iglesia y cómo ellos emplearon todos sus
recursos para la predicación del Evangelio y la Segunda Venida de Cristo. Hoy en
día muchos misioneros y miembros sinceros han seguido su ejemplo, pero la
mayoría de los miembros de la iglesia no participa activamente en la Gran
Comisión dada por Jesús antes de ascender al cielo (Mateo 28:19, 20). De manera
que la impresión general es que la iglesia está atorada en su andar a la Tierra
Prometida. Pareciera que hemos estado dando vueltas en el desierto por más de
40 años.
Un Llamado a Recordar
Leamos el siguiente texto proveniente de Isaías
43:16-19:
16 Así dice el Señor,
el que abrió un camino en el mar,
una senda a través de las aguas impetuosas;
17 el que hizo salir carros de combate y caballos,
ejército y guerrero al mismo tiempo,
los cuales quedaron tendidos para nunca más levantarse,
extinguidos como mecha que se apaga:
18 «Olviden las cosas de antaño;
ya no vivan en el pasado.
19 ¡Voy a hacer algo nuevo!
Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto,
y ríos en lugares desolados.
el que abrió un camino en el mar,
una senda a través de las aguas impetuosas;
17 el que hizo salir carros de combate y caballos,
ejército y guerrero al mismo tiempo,
los cuales quedaron tendidos para nunca más levantarse,
extinguidos como mecha que se apaga:
18 «Olviden las cosas de antaño;
ya no vivan en el pasado.
19 ¡Voy a hacer algo nuevo!
Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto,
y ríos en lugares desolados.
Dios ha prometido un Nuevo Éxodo a Su pueblo. Recordando
el primer éxodo del pueblo de Israel cuando salió de Egipto, los grandes
milagros que Dios hizo en su favor vendrán a nuestra mente. Pero, ¿cuál es la
característica más importante del éxodo Israelí? La respuesta es simple:
Movimiento.
En los comienzos del Movimiento Adventista había una
gran efervescencia por llevar a cabo la misión de predicar a todo el mundo de
la pronta venida de Cristo Jesús. Nuevos caminos fueron abiertos en el desierto
y mucha gente alrededor del mundo aprendió acerca de nuestra fe. Nuevas
iglesias fueron abiertas, hospitales y escuelas construidas, y misioneros
enviados a lugares remotos. Toda esta actividad da la impresión de un gran
Movimiento. Incluso podríamos compararlos con el comienzo del Nuevo Éxodo
porque un grupo de personas, quienes creyeron formar parte del pueblo de Dios,
decidieron caminar decididamente hacia la Tierra Prometida. Este Movimiento
creció tan rápido que parecía que había llegado hasta la frontera de Canaán y que
estaban a punto de conquistar la Tierra. Pero la Tierra Prometida no fue
conquistada por ellos.
Ellen G. White habla extensamente sobre éste tema en
Mensajes Selectos, Tomo 1, principalmente las páginas 75-79. Ella menciona en
la página 78, párrafo 1: “No era la voluntad de Dios que se demorara así la
venida de Cristo. Dios no tuvo el propósito de que su pueblo, Israel, vagara
cuarenta años por el desierto.” Y antes de hacer éste comentario, ella declaró
lo siguiente:
“Si después del gran chasco de 1844 los adventistas se
hubiesen mantenido firmes en su fe, y unidos en la providencia de Dios que abría
el camino, hubieran proseguido recibiendo el mensaje del tercer ángel y
proclamándolo al mundo con el poder del Espíritu Santo, habrían visto la
salvación de Dios y el Señor hubiera obrado poderosamente acompañando sus
esfuerzos, se habría completado la obra y Cristo habría venido antes de esto
para recibir a su pueblo y darle su recompensa.” (1MS 77.2)
La noción de un retraso de nuestra parte en la
predicación del mensaje al mundo no puede ser refutada. Debemos hacer algo para
restaurar nuestro propósito inicial; debemos tomar nuestra responsabilidad
seriamente.
Una
Solución Divina
Es Dios el que nos provee una guía para renovar el
Movimiento. Primero, en Isaías 44:1-3 y 44:6-8, se nos dice que
recordemos las promesas de Dios y que no tengamos miedo. El versículo 8 es
especialmente claro sobre esto cuando dice,
No tiemblen ni se asusten.
¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo?
Ustedes son mis testigos.
¿Hay algún Dios fuera de mí?
No, no hay otra Roca;
no conozco ninguna.”
¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo?
Ustedes son mis testigos.
¿Hay algún Dios fuera de mí?
No, no hay otra Roca;
no conozco ninguna.”
Segundo, en Isaías 52:11, somos llamados a limpiarnos y
purificarnos de las cosas en éste mundo que nos han manchado. Tercero,
en Isaías 51:16, Dios nos promete que estará con nosotros; nos ayudará en esta
gran obra.
En estos tres pasos encontramos la solución a nuestro
problema. Pero es urgente que el Movimiento sea renovado. Debe producirse entre
nosotros un reavivamiento y una reforma genuinos. White, declara:
“Deben
realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la
ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento
y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una
vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte
espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías,
hábitos y prácticas.
La reforma no producirá los buenos
frutos de justicia a menos que
esté relacionada con el reavivamiento del Espíritu.
El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra
asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra”.—The Review and
Herald, 25 de febrero de 1902. {1MS
149.1}
La Palabra de Dios a través del profeta Isaías nos
urge a tomarnos de la mano de Dios y, como Josué lo hizo en el primer éxodo, de
una vez por todas tomar la Tierra que se nos prometió. Isaías relata la escena
triunfal en el capítulo 51, versículos 9-11:
9 ¡Despierta, brazo del Señor!
¡Despierta y vístete de fuerza!
Despierta, como en los días pasados,
como en las generaciones de antaño.
¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab,
el que traspasó a ese monstruo marino?
10 ¿No fuiste tú el que secó el mar,
esas aguas del gran abismo?
¿El que en las profundidades del mar hizo un camino
para que por él pasaran los redimidos?
11 Volverán los rescatados del Señor,
y entrarán en Sión con cánticos de júbilo;
su corona será el gozo eterno.
Se llenarán de regocijo y alegría,
y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.
¡Despierta y vístete de fuerza!
Despierta, como en los días pasados,
como en las generaciones de antaño.
¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab,
el que traspasó a ese monstruo marino?
10 ¿No fuiste tú el que secó el mar,
esas aguas del gran abismo?
¿El que en las profundidades del mar hizo un camino
para que por él pasaran los redimidos?
11 Volverán los rescatados del Señor,
y entrarán en Sión con cánticos de júbilo;
su corona será el gozo eterno.
Se llenarán de regocijo y alegría,
y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.
La promesa es de victoria. ¿Cuánto tiempo tardaremos?
Autor: Matias Soto C.
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